Las sociedades científicas piden unidad y colaboración para hacer frente a las amenazas para la humanidad presentes y futuras 

  • La importancia de la comunicación y el trabajo colaborativo quedó patente en la Jornada de Sociedades, celebrada ayer por COSCE en colaboración con la Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas (FACME). 
  • “La ciencia está en los científicos y en las sociedades, y de ahí tiene que generarse la asesoría científica para las autoridades”, afirmó Perla Wahnon, presidenta de COSCE. 
  • Debemos ser capaces de retener el modelo de colaboración que se generó durante la primera ola de la COVID-19 y proyectarlo al futuro”, destacó Raquel Yotti, directora del Instituto de Salud Carlos III. 
  • La Jornada tuvo como hilo conductor “El Planeta” y abordó la lucha contra el cambio climático desde la perspectiva de las diferentes áreas de conocimiento científico.

 

Madrid, 6 de noviembre de 2020. Las sociedades científicas han realizado un llamamiento al trabajo conjunto y la colaboración para que el conocimiento científico sea tenido en cuenta en la toma de decisiones políticas y económicas, tanto en el escenario de crisis sanitaria actual como de cara a emergencias futuras.

En un momento en que noticias falsas, negacionismo e intereses particulares dificultan la difusión del conocimiento científico, las sociedades han recordado la importancia de la colaboración entre disciplinas científicas para luchar contra las amenazas globales.

Esta fue una de las principales conclusiones que se recogieron en la Jornada de Sociedades, celebrada ayer por la Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE) en colaboración con la Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas  (FACME), que tuvo como hilo conductor “El Planeta” y abordó la lucha contra el cambio climático desde la perspectiva de las diferentes áreas de conocimiento científico. La jornada estuvo coordinada por Salomé Prat, vocal de Medio Ambiente de COSCE.

Globalización

Los expertos que intervinieron en la Jornada coincidieron en que la crisis generada por la COVID-19 ha hecho aún más patente la influencia de la globalización en el presente y el futuro del planeta. Raquel Yotti, directora del Instituto de Salud Carlos III, expuso que la globalización tiene también una vertiente positiva, que consiste en “la capacidad de hacer frente de forma conjunta a las amenazas contra la humanidad”.

“En los últimos meses hemos observado cómo los científicos de distintas áreas han trabajado unidos, movidos por el mismo propósito. Debemos ser capaces de retener este modelo de colaboración y proyectarlo al futuro”, afirmó.

Por su parte, Pilar Garrido, vicepresidenta de FACME, recordó el “inmenso trabajo” realizado por las sociedades científicas y médicas en la primera ola de la pandemia, “tanto en la creación de protocolos de actuación como en la divulgación y el apoyo a las administraciones”. El modelo de actuación de FACME es “poner a los expertos a disposición de las autoridades. Les tendemos la mano, pero también pedimos que cuenten con nosotros”, apuntó.

Encabezar la agenda de la comunicación

Junto al trabajo científico conjunto, en la Jornada quedó patente la importancia de la divulgación y la comunicación para que se tengan en cuenta los criterios científicos en la toma de decisiones políticas.

Perla Wahnon, presidenta de COSCE, afirmó que “la lucha de los científicos por hacernos oír debe aglutinarse en las sociedades científicas. Hay mucho ruido de fondo en la sociedad, pero la ciencia está en los científicos y en las sociedades y de ahí tiene que generarse la asesoría científica para las autoridades. Tenemos que trabajar unidos para adelantarnos a los problemas antes de que se produzcan”.

En una coyuntura tan difícil como que estamos viviendo, José Manuel Moreno, catedrático de Ecología de la Universidad de Castilla-La Mancha, advirtió que “la capacidad de los científicos de influir en los gobiernos para que adopten políticas basadas en la mejor ciencia disponible está cuestionada como nunca antes”. El experto añadió que “el papel de las sociedades científicas como portavoces debe potenciarse, tienen que ser las que establezcan la agenda de la comunicación para dar a conocer lo que sabemos de una forma robusta, clara y transparente, evitando que otros se apropien de esta información para usarla de manera sesgada”.

 

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